El cáncer de esófago, una enfermedad devastadora que afecta el conducto que conecta la garganta con el estómago, ha experimentado un preocupante incremento en México.
Según datos recientes, México registró más de mil nuevos casos de esta enfermedad en el último año, lo que representa un serio desafío para la salud pública y un llamado urgente a la concienciación y prevención.
El cáncer de esófago es más común en hombres que en mujeres, y aquellos en edades comprendidas entre los 45 y 70 años tienen el mayor riesgo de desarrollarlo.
Se distinguen dos tipos principales de este cáncer: el carcinoma de células escamosas y el adenocarcinoma, que tienen diferentes características y ubicaciones dentro del esófago.
Entre los factores de riesgo asociados con su desarrollo se encuentran el reflujo gastroesofágico, el tabaquismo, la obesidad, el consumo de alcohol y la ingesta de líquidos calientes de forma constante, así como una dieta pobre en frutas y verduras.
El cáncer de esófago puede ser difícil de detectar en sus etapas iniciales, ya que generalmente no presenta síntomas evidentes. Sin embargo, algunos signos de advertencia incluyen dificultad para tragar, pérdida de peso, dolor o presión en el pecho, acidez estomacal persistente, tos o ronquera crónica. Es crucial estar atento a estos síntomas y buscar atención médica si persisten.
A nivel mundial, el cáncer de esófago sigue siendo un problema de salud significativo, con más de medio millón de nuevos casos reportados en el último año. Alarmantemente, se ha situado como el séptimo tipo de cáncer con más muertes registradas en todo el mundo, subrayando la importancia de la concienciación y el tratamiento adecuado de esta enfermedad.
