EL TIEMPO
Un guatemalteco fue acuchillado en más de 9 ocasiones y golpeado brutalmente por un grupo de asaltantes en un tren en movimiento, quienes lo despojaron de su dinero, pasaporte y pertenencias, para luego arrojarlo del ferrocarril hacia las vías, al pensar que éste ya había muerto, pues creyeron haberlo degollado.
Jeremías Cox Bran de 37 años de edad, cree que fueron dos días los que permaneció tirado en el monte, moribundo, desangrándose, pero el recuerdo de su familia que lo espera en Estados Unidos, lo hizo sacar fuerza de flaqueza y levantarse, y así, sin poder ver, por los ojos cerrados a golpes, avanzó a duras penas, no sabe cuánto ni para dónde, sólo siguió sobre la orilla del tren, hasta que un monclovense lo halló cerca de la Avenida Sidermex y lo llevó a su casa para alimentarlo y que repusiera fuerzas.
Se trataba de Iván Ramos Castillo vecino de la calle 14, de la Otilio Montaño, quien le tendió la mano, y aunque éste desde un principio quiso pedir una ambulancia porque Jeremías no podía ni caminar bien y reportar los hechos a la Policía, el guatemalteco le suplicó que no lo hiciera, ya que temía ser deportado y el sólo quiere llegar a con su familia.
Fue por esto que apenas se repuso un poco y pidió a Iván que lo llevara de regreso a las vías, pues quería seguir su camino al norte del Estado para brincar a Estados Unidos, donde tiene a su esposa y sus 8 hijos, y a dónde él llegó desde hace muchos años, luego de que se quedara sin familia en Guatemala.
Apenas a principio de este año, Jeremías fue deportado a su País de origen por autoridades americanas, y de inmediato inició el viaje de regreso con su familia.
Hasta el día del asalto, Jeremías había contado 48 días de viaje, y después de ahí, asegura que fueron dos días los que estuvo tirado entre el monte.
El hecho trascendió la mañana de ayer, cuando alrededor de las 11:00 horas, Iván llevaba a Jeremías a las vías para que siguiera su camino, pero una patrulla de la Municipal pasó por el sitio y al ver al hombre con el rostro hinchado a golpes, de inmediato los abordaron, a la vez que pedían una ambulancia.
Jeremías suplicó: “Ayúdenme, si en verdad quieren ayudarme, déjenme seguir mi camino, no me deporte señor policía”.
“Tengo casi dos meses viajando de regreso a mi casa, con mi familia, me ha pasado de todo, me han robado los coyotes, y ahora miren lo que me hicieron, me enterraron cuchillo 4 veces en la cabeza, dos arriba de los ojos, pensé que me los sacarían, uno a un lado de la nariz y dos en el cuello.
“Me quitaron mi dinero, 4 mil 238 pesos mexicanos, todo me quitaron, papeles, mis cosas, todo me quitaron, por favor, déjenme seguir” suplicó Jeremías.
Los oficiales lo tranquilizaron y aseguraron que nadie iba a detenerlo, que se dejara atender, y sólo al recibir la promesa de que podría seguir su camino, se dejó revisar por socorristas de la Cruz Roja que llegaron para auxiliarlo, quienes efectivamente le encontraron las 8 heridas realizadas con un arma blanca, entre ellas la del cuello de aproximadamente 3 pulgadas. También tenían una probable fractura en el pie derecho, que fue el que recibió todo el peso al momento de ser aventado del tren en movimiento.
Éste fue llevado al Hospital Amparo Pape de Benavides, lugar donde recibiría la atención adecuada, pero antes de partir, estrechó la mano de Iván y lo vio con unos ojos hinchados a golpes, pero llenos de agradecimiento, a la vez que recibía una palmada fraternal del monclovense.
“Cuatro mexicanos me hicieron esto, pero no todos son malos” finalizó antes de partir.
