Saqueo y Mateo eran recaudadores de impuestos, hacían tranzas y chapuzas, solo que Mateo dejó su oficio para ir a evangelizar y escuchar a Jesús, Saqueo regreso la mitad de sus bienesFRANCISCO GARCÍA/REPORTERO
“El señor nos invita primero a reconocerlo, muchas de las veces la falta de fe nos hace desconocer a Jesús por los acontecimientos de la vida que nos pasa de manera personal, familiar o social. Nos desanimamos y dejamos de confiar en Dios y en los demás”, dijo el Padre Candelario Velázquez López.
En su homilía de 7 de la mañana del domingo, ante unos 50 feligreses en la Parroquia Santiago Apóstol, dijo que el señor nos vuelve a decir que quiere quedarse en nuestra casa, en nuestros corazones para que cada uno de nosotros nos mantengamos firmes y fortalecidos en la fe.
El evangelio nos invita a conocer a Jesucristo, mínimo que tengamos esa curiosidad de saber quién es Jesús.
Saqueo y Mateo eran recaudadores de impuestos, solo que Mateo dejó su oficio para ir a evangelizar y escuchar a Jesús, entonces se convirtió en su apóstol y eso le inquieto a Saqueo, citó el Padre Candelario Velázquez López.
La Biblia narra que Saqueo de baja estatura subió a un árbol para ver a Jesús y ver porque Mateo dejo todas sus ganancias como recaudador, su oficio, todas sus tranzas, sus chapuzas, por seguir a Jesús, dijo el padre.
Jesús, al pasar por el lado de Saqueo le dijo bájate del árbol que hoy me voy a hospedar en tu casa.
Ese encuentro con saqueo y Jesús resulta favorable porque se produce una conversión. Saqueo dice; señor, quiero darles a los pobres la mitad de mis bienes, y si he defraudado a alguien le voy a devolver cuatro veces más.
Él sabía que hacia tranzas en su oficio, que hacia chapuza, que cometía delitos con la gente, era aprovechado porque era recaudador de impuestos. Por eso Jesús le dice, ya estas salvado Saqueo y en esta casa ha llegado también la salvación.
Y agrega; “mínimo quisiéramos conocer a Jesús pero somos cortos de fe, es corta, muy chaparra y de baja de estatura nuestra fe. Decimos que tenemos fe pero existe en nosotros el miedo, preocupación, no confiamos en él, preferimos que nos lean la mano, echen las cartas, y adivinen la suerte”.
