La herencia de la sonrisa: Tres payasitos, legado de amor y risas

La herencia de la sonrisa: Tres payasitos, legado de amor y risas
Daniela Cordova / El Tiempo de Monclova

Con alegría le ayudan a su padre sin pena y con orgullo, con su carita pintada y naricita roja malabarean en los cruceros, son buenos estudiantes y deportistas.

El orgullo de ver en su padre un héroe que lleva alegría a chicos y grandes influyó en tres pequeñines a seguir sus pasos en el fantástico oficio de payaso; a su corta edad son excelentes estudiantes y deportistas, eso lo conjugan ayudando a su familia actuando en los cruceros, con sus caritas pintadas se divierten mientras fabrican felicidad en la monótona vida citadina.  

Se trata de Josué de 8 años de edad, Tadeo de 10 y Emanuel de 11, todos estudiantes de la primaria 15 de mayo ubicada en el municipio rielero de Frontera. Su padre es el famoso payaso conocido como Pirrin Porrón.

Historia. Estos pequeños han crecido, viendo como ejemplo a su padre, a quien diariamente acompañan a las avenidas más transitadas de ciudad Frontera, principalmente en bulevar Juárez a la altura del centro y últimamente en Juárez con Avenida los Reyes de Monclova.

Con paciencia y risas es que a diario son maquillados por su padre quien sonroja sus narices y llena de brillos sus ojos causando una tierna imagen que demuestra su carisma y con la que se ganan la atención de los conductores que se despejan por un momento para verlos hacer sus malabares y trucos.  

Pero, ¿qué hay detrás de estos payasitos? Comencemos por Josué, quien es el menor de los 3 hermanos, él es el encargado de recolectar el dinero luego de que su padre o hermanos terminan sus actos, “Me gusta venir con mi papá porque veo mucha gente y aparte, siempre que nos pinta, se ve padre la cara”, expresó. Este pequeño no solo se encarga de recolectar la cooperativa que les donan los conductores, sino que, es un destacado alumno del segundo grado quien adora las matemáticas y ha logrado ganar concursos de pensamiento matemático a nivel ciudad y regional, recibiendo diplomas por su amplia inteligencia. Y no solo eso, sino que, también es fanático del fútbol y pertenece al equipo de Tigres al que acude cada semana y no se pierde ni de sus entrenamientos y menos, juegos. Luego nos encontramos con Tadeito de 10 años, quien aprendió a manejar perfectamente las clavas y las lanza sin ningún temor manteniéndolas en el aire, causando interés por aquellos que ven cómo ese peculiar niño no teme en caminar entre los vehículos mientras arroja las clavas.

Tadeo es otro aficionado de la escuela que no pierde oportunidad para cumplir con sus tareas y ganarse el reconocimiento de sus profesores del quinto grado. Los hermanos tienen como hobby el fútbol, pues adoran jugar con la pelota dándolo todo en el campo. “Aprendí viendo a mi papá, primero pensé que no podía, pero lo ensayé hasta que me salió y si las aviento bien alto, me gusta”, compartió.

Por último, pero no menos importante, tenemos al hermano mayor, Emanuel, quien está por concluir la primaria para continuar sus estudios en la secundaria. “Cuando estaba chiquío quería hacerle como mi papá y así le fui haciendo y pos si, me salió, por eso me vengo con él cuándo no voy al fútbol”, sostuvo Emanuel. Es otro de los 3 hermanos que llama la atención al malabarear con clavas y pelotas sobre el bulevar, aunque a Emanuel no le gusta mucho maquillarse porque le da calor, dijo que se divierte al hacer malabares con su familia.

Los hermanos muestran su talento por mero amor al arte, ya que su padre “Pirrin Porrón” aseguró que se pelean por acompañarlo, pero casi siempre lo hacen cuando tienen tiempo libre, el resto de los días se quedan con su madre en casa para hacer sus tareas o se van a entrenar en los equipos de fútbol donde no pierden el tiempo y echan gol cada que pueden.  

Aventurados. Por los estereotipos o prejuicios de la sociedad muchos niños hoy en día temerían a enfrentar burlas o prejuicios, pero, para estos hermanos es su manera de vivir que no es un trabajo, sino, un pasatiempo del cual disfrutan compartiendo momentos con su padre quien no los pierde de vista ni un segundo mientras todos demuestran sus talentos.  

Los tres saben perfectamente que una fecha muy especial está por llegar, 30 de abril, Día del Niño, y lo esperan con ansias, pues están reuniendo dinero para comprarse un balón de fútbol.

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