“A veces tenemos que comer, otras no. Mis hijos me ayudan en lo que pueden, lavan trastes, guisan las sopas, tiran la basura y hacen mandados a los vecinos a cambio de unos pesos”, nos cuenta don Marco Antonio
FRANCISCO GARCÍA/REPORTERO
Hace cuatro años sufrió una embolia que lo mantiene postrado en una silla de ruedas, apenas puede moverse con la ayuda de sus hijos, casi perdió el habla y el movimiento de sus manos.
Marco Antonio Tijerina Sánchez, de oficio técnico electricista que desde su humilde hogar en compañía de sus dos hijos, Antonio de 12 años y Sebastián de 11, le ayudan a sobrevivir arreglando aparatos electromesticos; como planchas, lavadoras, aparatos de aire, lo que le caiga.
Como comúnmente se dice, don Marco ‘esta fregado’ apenas en su humilde cocina se ven unas cuantas pastas de sopa de arroz, fideo y algo de frijoles.
“A veces tenemos que comer, otras no. Mis hijos me ayudan en lo que pueden, lavan trastes, guisan las sopas, tiran la basura y hacen mandados a los vecinos a cambio de unos pesos”, nos cuenta don Marco Antonio.
Agrega que, su esposa los abandonó cuando sufrió la embolia, “ella se fue hace cuatro años cuando enferme, no sabe si sus hijos comen o no, ya no supimos nada”.
Los jovencitos José Antonio Tijerina Sánchez cursa el sexto año y Sebastián Tijerina el 5 grado, de 12 y 11 años, respectivamente, ambos asisten a la escuela primaria Carlos A. Carrillo, y se ven ‘buenos’ muchachos, pues no han intentado en abandonar a su señor padre a pesar de las condiciones lamentables en las que viven.
La familia habita en Privada Dos, calle ‘Hermenegildo Galeana’, en Fraccionamiento Aguilar, su hogar colinda con la Secundaria Técnica 3, en Monclova, Coahuila.
Entre la charla, don Marco Antonio nos cuenta que en cuatro años el DIF municipal jamás los ha visitado para ofrecerles al menos una despensa.
“Solo vinieron dos funcionarios hace un año; Pedro Magaña y la señora Delfina”.
Magaña le regalo una estufa y un refrigerador, la señora Delfina aseguro en la clínica 7 a don Marco y a sus dos hijos, “de ahí nadie más”, dice con tristeza y con la mirada fija.
Entrevistados por separados, sus hijos; Antonio y Sebastián, dijeron no contar con ropa ni comida segura, pero tampoco faltan a la escuela, desconocen si continuarán la secundaria.
Cuando don Marco se ve en la necesidad de salir de su casa debe bajar tres escalones con la ayuda de sus dos hijos y luego sentarlo en la silla para continuar.
“Si alguien me puede regar una silla de ruedas y dos sillas para que se sienten mis hijos en la mesa se los voy a agradecer”.
Don Marco requiere una despensa segura cada semana o quincenalmente para poder alimentar a sus dos hijos, pues con lo poco que gana en reparar aparatos electrodomésticos apenas le alcanza para pagar la luz, el agua o comprar algo de comida.
Si usted puede ayudar a la familia en medio de esta pandemia, puede comunicarse al número de don Marco; 866.142.81.30, o bien al 866.136.58.63 con la maestra Karina que amablemente nos proporcionó su número para utilizarlo en esta noble causa, o bien visitar el domicilio.
